Ya no hay excusa para cenar en Nochebuena solo. Ni mal acompañado.
¿Le gustaría tener un primo en Beverly Hills que, en Nochebuena, viniera a contarle los entresijos de las estrellas de Hollywood? (pujar aquí) ¿Una hermana que trabaja como diplomática en las Naciones Unidas y que conoce desde Kofi Annan hasta Lula da Silva? (pujar aquí) ¿O quizá mejor ese cuñado que ha recorrido 79 países en bicicleta llegando a dormir a 20 grados bajo cero en San Petersburgo o a conducir una avioneta en Nepal sin tener formación aérea? (pujar aquí)
Puede que, en vez de ellos tres, prefiera una sobrina refinada que actúa en la Comédie Française (pujar aquí) o un tío lejano que se define como ‘gafe profesional’ y que vive dando conferencias sobre sus trifulcas? (pujar aquí)
El alquiler de familiares, como explica Daniel Aguirre, no está pensado únicamente para personas sin nadie con quien cenar en Nochebuena: “También es una opción para aquellas cenas familiares que, aun estando repletas de gente, resultan más aburridas cada año”. Sentar a la mesa a un miembro nuevo puede ser una forma de pasar una noche distinta e inolvidable.
Rais Esteve.
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